La gripe aviar se extiende por el mundo mediante el comercio de aves, según investigadores franceses

Las actividades comerciales humanas, y no la migración de las aves, son la causa principal de la expansión mundial de la gripe aviar, según afirma un grupo de investigadores franceses en la revista Ibis de la Unión Británica de Ornitólogos (BOU).

Aunque se reconoce que las aves en libertad contribuyen a la expansión de la enfermedad en la naturaleza a nivel local, las actividades humanas, especialmente el comercio de aves y productos derivados de las mismas, constituyen los «factores principales» causantes de la expansión de la enfermedad por el mundo, según los mismos científicos.

La virulenta cepa H5N1 de la gripe aviar surgió a finales de la década de los noventa, pero no inició su expansión hasta 2003, cuando se convirtió en algo generalizado en las granjas de aves del sureste asiático. Al principio, su expansión se atribuyó al transporte humano de aves y productos afines. Sin embargo, en primavera de 2005 murieron de gripe aviar cientos de aves salvajes migratorias en el lago Qinghai, situado en la meseta tibetana de China.

Los científicos señalan que las especies afectadas llegaron a China desde zonas donde no existía la infección y que la expansión de la enfermedad se corresponde en gran medida con las rutas de comercio humanas, no con las rutas migratorias de las aves. No obstante, lo ocurrido sirvió de precedente para culpar a las aves migratorias de la expansión de la enfermedad.

Además, los autores destacan varios fallos en la teoría de que la expansión de la gripe aviar se debe a las aves migratorias. Aludiendo a la expansión de la enfermedad desde China a Europa, señalan que se necesitaron varios meses para cubrir la distancia, mientras que las aves migratorias viajan a más velocidad, puesto que se desplazan varios cientos de kilómetros en tan sólo un día.

«Si las aves migratorias fueran las principales responsables de la expansión del virus, éste también se habría extendido a grandes saltos de miles de kilómetros, siguiendo los diversos puntos de paso migratorio de Asia y África», explican los autores. «En cambio, la expansión observada ha sido más bien progresiva a partir de brotes aislados, y el patrón geográfico de estos se ajusta bastante a las principales rutas y costumbres del comercio humano.»

Otra prueba del papel predominante del comercio en la expansión de la enfermedad se observa en que los países asiáticos están logrando atajar la epidemia. «En Corea del Sur, Japón y Taiwán el virus ha desaparecido. Esto se ha logrado fundamentalmente mediante el control del comercio y un férreo seguimiento veterinario», se lee en el trabajo. «Al mismo tiempo, las aves migratorias siguen pasando por estos países en primavera y en otoño.»

En resumen, los autores aseguran que «la globalización natural de los intercambios de aves migratorias ocultó en apariencia la globalización (sin un control sanitario estricto) de los intercambios de aves de corral y productos afines como mecanismo aceptado de expansión de la enfermedad».

El artículo finaliza con una advertencia. Los autores explican que la inquietud con respecto a la gripe aviar podría llevar a los granjeros a encerrar a sus aves y criarlas de forma intensiva, cosa que en realidad es más probable que aumente el riesgo de brotes. Recomiendan que los granjeros continúen la tendencia actual hacia la mejora del bienestar animal y la cría al aire libre.

«Todo apunta a que la estrategia más acertada consiste probablemente en mantener esas tendencias y, al mismo tiempo, controlar la enfermedad mediante un seguimiento veterinario minucioso y un control del comercio», concluyen los autores.