La importancia del liderazgo veterinario en el bienestar animal, eje central de la jornada sobre el protocolo de comunicación del maltrato animal organizada por Colvema
La jornada fue inaugurada por el presidente de Colvema, Felipe Vilas quien destacó el hecho de que existen diferentes agentes implicados en el ámbito del maltrato animal, pero que debe ser el veterinario, por su formación específica y base científica el que lidere esta área de vital importancia y con la que actualmente la sociedad está especialmente sensibilizada.
De izquierda a derecha, Ana Pérez, Felipe Vilas y Alfredo Fernández
Por su parte, la vicepresidenta y responsable del área de formación de Colvema, Ana Pérez, recordó que en el artículo 23, apartado e) de la Ley 4/2016, de 22 de julio, de Protección de los Animales de Compañía de la Comunidad de Madrid (VER), consta que “Los veterinarios deberán comunicar a la Consejería competente en materia de protección animal, cualquier indicio que detecten en el ejercicio de su profesión que pudiera ser consecuencia de un maltrato al animal. Igualmente comunicará los casos de animales no identificados.”
A continuación tomo la palabra Alfredo Fernández, veterinario clínico, especialista en peritación veterinaria y miembro de la Comisión Deontológica del Consejo General de Colegios de Veterinarios de España, quien realizó una brillante exposición de los pasos necesarios para comunicar una sospecha de maltrato animal por parte del veterinario.
Comenzó explicando a los cerca de 100 asistentes a la jornada, los objetivos del protocolo de comunicación de maltrato, entre los cuales destacó uno en el que quizá muchas personas no han reparado y que es la utilización del maltrato animal como indicador de tendencias violentas. De hecho, el experto comentó que existen estudios que indican que los maltratadores de animales presentan 3 veces más riesgo de cometer actividades delictivas y/o de practicar violencia de género o infantil.
Entre los fundamentos del protocolo, señaló el establecimiento de unas bases científicas, la prevención y atención de la salud pública y la prevención y atención de la salud animal.
Según el ponente, el maltrato es complejo, difícil de analizar y con muchas consideraciones a tener en cuenta ya que se trata de un concepto dinámico y evolutivo, ya que ahora hay situaciones que se consideran maltrato y hace años no era así. Por ello, hay que crear grupos de trabajo que analicen constantemente su evolución y modificaciones.
En cuanto al papel específico del veterinario, habló de que suele existir un rechazo emocional preliminar ya que no queremos pensar nunca que el animal está siendo maltratado y lo eliminamos de nuestro diagnóstico diferencial. También se pueden dar casos en que exista cierto escepticismo e incredulidad en la eficacia de la denuncia, desconocimiento del marco legal o insuficiente formación en veterinaria forense (tipificación de lesiones).
Otro tema reseñable es la ausencia de guías de actuación profesionales como existen en otros países mientras que en España no hay directrices claras y comunes. En el Código Deontológico actual modificado recientemente por la Organización Colegial Veterinaria (VER), existe un capítulo entero dedicado al maltrato animal.
Siguiendo con el papel del veterinario frente al maltrato animal, éste desempeña por un lado una función asistencial ya que es el único especialista en sanidad animal que puede valorar las lesiones, poner tratamiento, y hacer un seguimiento de la evolución. Además, debe registrar las pruebas, comunicar el maltrato a las autoridades y proteger el bienestar del animal.
Su otra función es la pericial o forense, que consiste en la aplicación del conocimiento de la patología veterinaria en la resolución de problemas judiciales. Debe informar sobre las lesiones, naturaleza y extensión de las patologías, que permitan a los jueces entender la causa y extensión del maltrato. El veterinario debe pues asesorar a jueces, fiscales y abogados e informar a las fuerzas de seguridad del Estado.
El resto de la ponencia (VER) se centró en lo que es el protocolo de comunicación de maltrato en sí, los datos que debe contemplar el informe, las diferentes tipologías de maltrato existentes, la forma correcta de reseñar y registrar los datos, etc.
La conclusión fundamental de la jornada, aparte de que el veterinario está obligado legalmente a comunicar una sospecha de maltrato animal, es que esto nos ofrece la oportunidad de ser líderes en este campo en el que la sociedad está altamente sensibilizada y donde somos los únicos profesionales capacitados para ello.