El porcino y el avícola son los sectores que más incrementaron los costes de producción

Los sectores porcino y avícola, tanto de carne como de puesta, son los que más han visto incrementar sus costes de producción de septiembre de 1006 a septiembre de 2007, hasta un 30 por ciento, seguidos del vacuno de carne con un 18 % de subida y los conejos con 11,94 % de encarecimiento de costes.

Estos datos se desprenden del informe técnico que han entegado los representantes de las principales organizaciones representativas del sector ganadero a la ministra de Agricultura, Elena Espinosa, donde trasladaron al Gobierno el impacto de la subida del precio de las materias primas en sus producciones.

El informe destaca que los precios de los principales cereales utilizados para alimentación animales, maíz, trigo y cebada, son un 64 % , 78 % y 90 % respectivamente más elevados que en el mismo periodo del año pasado.

Teniendo en cuenta que estos cereales son la base de formulación de los piensos compuestos y que pueden llegar a suponer, en función de los diferentes sectores, hasta el 80 % de la composición global, puede deducirse que el coste de la alimentación es, como mínimo, un 30 % más elevado que en el año 2006.

Este incremento de costes ha provocado unas pérdidas a día de hoy de 1.239,54 millones de euros que se reparten en 594,8 millones de euros de pérdida para el sector porcino, 274,56 millones de pérdida para el sector avícola, 260,8 millones de euros de pérdidas para el vacuno de carne, de 42,18 millones de euros en la cunicultura y 67,2 millones de euros en la avicultura de puesta.

Este incremento de los costes choca con los precios en origen, de manera que si producir hoy un kilo de cerdo cuesta 1,20 euros el precio percibido por el ganadero apenas llega a los 1,08 euros.

En el caso de los conejos el coste de producción por kilo vivo se sitúa en 1,65 euros y el cunicultor percibe 1,27 euros; el productor de vacuno produce por 2,3 euros por kilo y vende a 2,2 euros, y sólo los pollos logran vender por encima de su coste de producción de 0,81 frente a 1,21 euros que cobra en origen.

La situación, "de quiebra total", a decir del informe, se complica con la bajada generalizada de los precios en origen en el último año, salvo en el caso del pollo que registró una subida interanual del 4 por ciento en origen de julio de 2006 a julio de 2007 y del 9,7 % al consumidor, según datos de UPA.

En el caso del porcino el precio en origen del cerdo cayó un 7 % y apenas varió al consumidor, mientras que el ganadero percibió por el lechón un 34 % menos que en el mismo mes del año pasado (julio 2006).

Los productores de conejos vieron bajar su precio en origen un 13,02 por ciento respecto a julio de 2006, mientras que al consumidor apenas varió un 4 % a la baja; el vacuno de carne bajó en origen el 4,6 % y subió al consumidor un 6 % y el cordero bajó en origen el once por ciento y se mantuvo estable al consumidor.

En cualquier sector empresarial llegado este punto de encarecimiento permanente de los costes de producción, debería pensarse en la necesidad de repercutirlos al siguiente eslabón de la cadena, en este caso a la industria, a la distribución y finalmente al consumidor.

Sin embargo insisten en que para la producción pecuaria española, que es por lo general excedentaria, esta traslación de precios es en la mayoría de las ocasiones difícil, entres otras razones porque se trata de productos muy perecederos que apenas aguantan tres días, por lo que la presión es muy fuerte.

Los ganaderos no buscan culpables, saben que la causa de la subida del precio del cereal obedece a causas internacionales pero sí que denuncian cierta especulación, tanto a nivel nacional como internacional.

Apuntan a que los operadores de cereal están reteniendo mercancía, provocando situaciones de "desabastecimiento", no por escasez de existencias sino por falta de disponibilidad de ellas en los mercados ya que ven una rentabilidad evidente en posponer su venta.

Esto se combina con el hecho de que desde el comienzo de esta campaña, España está vendiendo cebada a países terceros, lo que agrava aún más la situación de escasez de cereales y de incremento de precios, fruto no tanto del volumen de exportación sino de la especulación generada en torno a este hecho y a las previsiones del mercado mundial, según refleja el mercado de futuros de Chicago.