Por primera vez, un veterinario gana el Premio de Historia de la Medicina de la Fundación Uriach
El asturiano José Manuel Gutiérrez ha ganado el XXXVIII Premio Historia de la Medicina, que concede anualmente la Fundación Uriach, con un trabajo que repasa la figura del veterinario catalán Joaquim Ravetllat, estandarte de la profesión desde finales del siglo XIX hasta principios del XX. Se trata de la primera vez en la historia del galardón que lo gana un veterinario.
El trabajo ganador, 'El impacto del laboratorio en la renovación de la Veterinaria española: el caso Joaquim Ravetllat (1871-1923)', retrata a través de la figura de este veterinario la situación de la especialidad ante el nacimiento de la investigación microbiológica y el fin del caballo como medio de transporte.
Entre finales del siglo XIX y principios del XX, los veterinarios se enfrentaron al reto de la renovación de la ciencia a través de la microbiología en la que la Veterinaria parecía jugar con desventaja frente a la Medicina, y la pérdida de su principal 'cliente', el caballo, poco a poco sustituido por el automóvil.
Gutiérrez, profesor asociado de Historia de la Ciencia de la Facultad de Medicina en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), tropezó con Ravetllat mientras escribía su tesis de doctorado sobre la tuberculosis bovina al sorprenderse por el tratamiento que la prensa del momento daba al veterinario nacido en Salt (Girona).
El ganador del premio afirmó que a la Veterinaria le falta todavía ese 'paso' para estudiar su propia historia e investigaciones y espera que el galardón sirva para dar un espaldarazo. Gutiérrez recordó que la carrera de Veterinaria no tiene entre sus materias una historia de la especialidad y dijo que es 'el momento adecuado' para ganar el premio.
El trabajo de Gutiérrez resigue la vida de Joaquim Ravetllat, hijo y nieto de veterinarios, que fue uno de los primeros familiarizado con la bacteriología. De carácter autodidacta, se dedicó y especializó en el estudio de la tuberculosis en el laboratorio.
La formación de la teoría microbiana de las enfermedades en la segunda mitad del siglo XIX revolucionó las ciencias médicas, abriendo un nuevo espacio profesional que debía repartirse entre médicos, veterinarios y biólogos. La Veterinaria vivía tiempos difíciles con un descenso de profesionales y una imagen profesional anticuada, que personalidades como Ravetllat consiguió variar.
Gutiérrez afirmó que con veterinarios como Ravetllat la profesión 'se aleja de la sangría', y la bacteriología demuestra que muchas enfermedades humanas procedían de animales, lo cual dotaron de un papel preponderante a estos especialistas.
Los trabajos de Ravetllat suscitaron interés y orgullo a la profesión, que fueron vistos como una oportunidad para modelar la imagen del veterinario. Cuando sus investigaciones fueron desdeñadas por las autoridades, se desencadenó un movimiento a su favor en publicaciones especializadas, que Gutiérrez recoge en su estudio.
Ravetllat nunca logró apoyo oficial del Gobierno central, pero sí en su Catalunya natal con Ramon Pla, director de la revista 'Annals de l'Assamble i Laboratori de Ciències Mèdiques de Catalunya', que permitió la creación de un laboratorio antituberculosis en un pabellón del sanatorio mental de Salt.