Los casos de salmonelosis descienden en España en los últimos años gracias, en gran medida, a la buena actuación de los veterinarios

En los últimos años ha descendido el número de casos de salmonelosis en España gracias a la aplicación del Programa Nacional de Vigilancia y Control de salmonella en gallinas ponedoras, siendo más acusado en los casos de gastroenteritis provocados por el serotipo 'enteritidis', que han descendido en un 70 por ciento en los últimos cinco años, según datos del Centro Nacional de Epidemiología.

Entre las medidas de vigilancia y control adoptadas en las granjas de gallinas desde el año 2005 están la aplicación de buenas prácticas de higiene en la producción primaria, basadas en la bioseguridad y en la trazabilidad, la vacunación de las aves contra 'salmonella' y la realización de autocontroles, así como el seguimiento mediante controles oficiales de la higiene y sanidad de la explotación, informa la Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos (INPROVO) en un comunicado.

Otras medidas adicionales son la formación de los operarios y la aplicación de medidas adecuadas en caso de resultados positivos a salmonela en la granja (los huevos no pueden comercializarse para consumo humano directo, se sacrifica la manada de ponedoras y la granja debe limpiarse y desinfectarse para destruir las salmonelas y evitar la reinfección). Estas medidas, además de colocar al sector español del huevo en un alto nivel con respecto a otros países de nuestro entorno y facilitar el comercio intracomunitario, tiene como objetivo la reducción de las toxiinfecciones alimentarias en humanos.

Además, desde el 1 de enero de 2009 en toda la Unión Europea, en aplicación del Reglamento 1234/2007, todos los huevos que no hayan sido controlados por 'salmonella' o que procedan de una granja que haya dado positivo por 'salmonella enteritidis' o la 'typhimurium' en muestras de heces o de polvo en el ambiente, se consideran huevos de categoría B y por tanto no pueden ser vendidos como huevos de mesa, tal y como se hace en España desde 2005.

Estos huevos deben ser pasteurizados con el fin de eliminar cualquier posible contaminación microbiológica antes de ser utilizados. El Reglamento también dice que los huevos de manadas positivas a salmonela solo podrán entrar en los centros de embalaje previa autorización y deben ir marcados con un punto de color de al menos 5 milímetros de diámetro para evitar que por error puedan llegar al mercado del huevo fresco.