Un equipo internacional de científicos logra descifrar en su totailidad el genoma del caballo
Un equipo internacional de científicos ha logrado secuenciar en su totalidad el genoma del caballo doméstico y ha descubierto que existen grandes similitudes genéticas entre esta especie y los seres humanos, lo que puede ayudar a mejorar el tratamiento de determinadas enfermedades genéticas en los equinos, y también en este pariente bípedo con el que comparte su historia evolutiva.
Los científicos calculan que hay más de 90 graves enfermedades hereditarias compartidas entre las dos especies.
Aunque el proyecto del MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts) y la Universidad de Harvard comenzó hace tres años, hace una década que otro grupo de investigadores de varios países trabajaban para desarrollar tecnologías genéticas que ayudaran a mejorar la salud de los caballos, el llamado Proyecto Genoma del Caballo, del que se han servido en este trabajo.
En este caso, los científicos utilizaron el ADN de un pura sangre llamado 'Twilight' (Crepúsculo), que pertenece a la Universidad Cornell (Estados Unidos). En total, secuenciaron 2.700 millones de nucleótidos, lo que supone un tamaño de genoma algo mayor que el del perro y más pequeño que el de los humanos y las vacas.
Uno de los fenómenos que más sorprendió a los científicos fue que había muy pocas diferencias en la ordenación de los genes dentro de los cromosomas del 'Equus caballus' y del 'Homo sapiens'. En concreto, más de la mitad (el 53 % ) de los cromosomas de los caballos conservan el mismo orden en la disposición de los genes que en cada uno de sus homólogos dentro del genoma del ser humano. Es lo que en genética se llama "sintenia".
Este fenómeno permite a los investigadores conocer la distancia genética que separa a las especies dentro del árbol de la vida debido a que con el paso del tiempo las mutaciones naturales alteran cada vez más la ordenación que heredaron de un ancestro común hace millones de años.
El trabajo, publicado esta semana en la revista 'Science', incluye, además, una comparativa del ADN de diferentes razas.
Los científicos utilizaron para ello tejidos de un caballo cuarterón americano, un ejemplar andaluz, otro árabe, uno de bosquejo belga (o de carro), otro de Hannover, de Hakkaido, un islandés, uno de los fiordos noruegos y también de la casta de Standardbred (una raza creada para las carreras con arnés en Norteamérica). Entre todos ellos detectaron que había un millón de diferencias genéticas (polimorfismos de los nucleótidos), todo un catálogo de variaciones entre las razas.
Enseguida, decidieron hacer una primera prueba para comprobar la importancia de estos polimorfismos y eligieron para ello una posible mutación en el color de los equinos conocida como Complejo Leopardo, que es la de los que tienen el pelo blanco con manchas negras. Estos animales, a menudo, sufren un grave problema de ceguera nocturna, un desorden genético que también afecta a los seres humanos.
Los científicos lograron identificar una lista de 42 mutaciones genéticas que eran sospechosas de estar detrás de este desorden, entre las que se incluyen dos que están muy cerca de un gen relacionado con la pigmentación. "Esto demuestra la gran utilidad que puede tener el mapa genético de los caballos. Como vamos a poner todo este trabajo a disposición de la comunidad científica, esperamos que dentro de unos años habrá otros muchos resultados novedosos", ha señalado Claire Wade, primera autora de una investigación que ha costado unos 13 millones de euros.
Fuente: EL MUNDO