El III Congreso Internacional de Sanidad y Bienestar Animal analiza en su primera sesión la relación entre producción animal y medio ambiente

El III Congreso Internacional de Sanidad y Bienestar Animal ha comenzado esta tarde en el Real Centro Universitario María Cristina, de San Lorenzo del Escorial, promovido por la Organización Colegial Veterinaria (OCV) con la colaboración del Colegio de Veterinarios de Madrid (Colvema), con la inauguración oficial y el desarrollo de la primera sesión, centrada en la relación entre producción animal y medio ambiente.

Luis Alberto Calvo, presidente de la OCV, defendió el carácter estratégico del sector primario en España, la importancia de la ganadería en el medio rural y la labor de los veterinarios en la seguridad alimentaria. Además, manifestó su preocupación por el riesgo creciente de epidemias y pandemias “en un mundo cada vez más globalizado donde se produce un deterioro del medio ambiente, una pérdida de biodiversidad, lo que obliga a apostar de forma decidida por el modelo Una Sola Salud”.

Felipe Vilas, presidente del Colegio de Veterinarios de Madrid (Colvema), recordó su vinculación a esta comarca de la sierra de Guadarrama, “porque nací en Zarzalejo y fui veterinario titular en El Escorial”, así como las preocupaciones del rey Felipe II en materia pecuaria, “ya que fijó el esquema de selección de la cría caballar y se preocupó por la raza ovina merina”. También subrayó la actualidad y el interés de las ponencias y mesas redondas incluidas en el programa.

Por su parte, Ana Rodríguez Castaño, secretaria general de Recursos Agrarios y Seguridad Alimentaria del MAPA que fue la encargada de inaugurar el Congreso, se refirió a la necesidad de organizar este tipo de convenciones “para atender las demandas de la sociedad en bienestar animal, y puso de relieve el cumplimiento de la normativa medioambiental por parte de las explotaciones ganaderas, donde los veterinarios, gracias a nuestra formación científica, trabajamos a diario con los propietarios para mejorar la sanidad y el estado de los animales”.

A continuación, dentro del bloque sobre producción animal y medio ambiente, tuvo lugar la ponencia del investigador irlandés Jonathan Erron, quien incidió en que educación, investigación y política son las bases para conseguir la reducción de los gases de efecto invernadero procedentes de la actividad pecuaria (metano y dióxido de carbono), “dentro de actuaciones de la administración pública y del sector privado, encaminadas a lograr una sostenibilidad social, económica y ambiental”.

Transferencia de conocimiento

El veterinario e ingeniero agrónomo Manuel Laínez, de Fundación Cajamar, explicó de forma detallada diferentes datos sobre el impacto ambiental de la producción animal en España, y resaltó la necesidad de que haya una transferencia de conocimiento desde la investigación hacia el sector “para que resulte más competitivo, porque se trata no solo de ser sostenibles, sino de alimentar a la creciente población mundial”. También concretó que el volumen de gases de efecto invernadero derivados de la ganadería es del 14 por ciento, a nivel mundial, y citó el ecosistema de la dehesa ibérica como espacio “secuestrador· de dióxido de carbono.

Ana Belén Hurtado, de CESFAC, centró su intervención en el Reglamento de Lucha contra la Deforestación que está redactando la Unión Europea, para asegurar que las materias primas empleadas en la fabricación de piensos, como la soja, proceden de áreas no sometidas a estos procesos. Por otro lado, destacó que España es el primer productor europeo de piensos, “lo que obliga a las empresas a estar muy pendientes de las cotizaciones de la Bolsa de Chicago”.

Finalmente, se desarrolló la mesa redonda dedicada a los márgenes de mejora de bienestar en animales de producción, moderada por Paula Martínez Ros, profesora de la Facultad de Veterinaria de la Universidad San Pablo-CEU. En la misma tomaron parte Maite Villalba, directora de la División de Bienestar Animal del MAPA, quien lamentó la escasa participación de los veterinarios en la toma de decisiones en estas materias en Bruselas, y se mostró partidaria de mejorar los sistemas de atención y protección a animales tras las catástrofes naturales.

Ana Carolina Strappini, investigadora de la Universidad de Wageningen (Países Bajos), explicó que las instalaciones ganaderas “deben estar adaptadas a las necesidades de los animales, según la especie, y no al revés, para manifestar sus comportamientos naturales”, y señaló que el 84 por ciento de los ciudadanos europeos cree que se puede hacer más en el ámbito del bienestar animal.

Pol Llonch, investigador de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona, realizó una defensa del bienestar animal desde el punto de vista de la gestión de las explotaciones ganaderas “y debería figurar también en la cuenta de resultados, porque mejora la productividad y el valor ético de lo que se produce”. En concreto, expuso algunos ejemplos de cómo los lechones en perfectas condiciones de atención y cuidados adelantan hasta seis días su edad de sacrificio, por un correcto crecimiento”.