Aumenta la presencia de mapaches en la Comunidad de Madrid

Este año, como ha ocurrido en los tres últimos por estas fechas, se puede asistir en Madrid a una singular batida: la del mapache. Varios ejemplares de este mamífero de Norteamérica fueron introducidos por desconocidos en el Parque Regional del Sureste y han conseguido asentarse y prosperar.

Los técnicos de la Dirección General de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid llevan varias temporadas trabajando para sacarlos de allí. ¿El motivo? Es una especie exótica que en el campo español sólo produce perjuicios. Y lo mismo ocurre con el centenar largo de visitantes foráneos que andan sueltos por España, desde serpientes y mosquitos a castores o mejillones de río. Son una amenaza para la biodiversidad que la ley obliga a incluir en una lista de especies invasoras que deben ser erradicadas.

El caso del mapache ('Procyon lotor' ), no tienen enemigos naturales que lo mantengan a raya. A cambio son voraces predadores que comen de todo, desde vegetales a huevos de aves y otros animales que logren atrapar. Su efecto sobre la naturaleza es desastroso.

En el Parque Regional del Sureste se los empezó a ver en 2003 y son seguramente mascotas abandonadas. El mapache gusta. Parece 'gracioso' y, por eso, se vende bien en las tiendas de animales exóticos. El problema es que no es un peluche. Es un animal salvaje, imposible de domesticar y con buenas zarpas y dientes. Así que, cuando el dueño se cansa de él, suele optar por soltarlo en el campo. Craso error, porque en el ecosistema español el mapache es una especie invasora y dañina, explican los expertos que gestionan los espacios de la comunidad.

Paco Herrero, jefe de espacios protegidos de la Dirección General de Medio Ambiente de Madrid explica que el mamífero americano es una amenaza para la fauna autóctona porque compite con ella o la ataca.

«Come de todo y lo hace de forma muy competitiva, así que puede dejar sin alimento a nuestras especies autóctonas. Además, también las ataca directamente. Se come a los galápagos y también los huevos de las aves, sobre todo las que anidan en el suelo, pero también aquellas arbóreas que estén a su alcance», afirma el técnico. De este modo, las decenas de especies de aves acuáticas del Parque Regional del Sureste están a tiro de este inquilino indeseado.

Los mapaches, incluso, son potencialmente peligrosos para el hombre: «Pueden transmitir la rabia. Y también infecciones que, sin ser mortales, sí son severas», dice Paco Herrero. De modo que los técnicos llevan cuatro años intentando erradicar a este 'okupa' tan poco simpático.

Desde hace cuatro años, se han puesto sistemas de fototrampeo, se han colocado emisores a mapaches para seguirlos y se han colocado trampas para capturarlos. Cada temporada se atrapan 20 o 25. Y por la variedad de edades y tamaños los técnicos saben que no están recién soltados. Se están reproduciendo y no aumentan más hasta convertirse en plaga porque se hace todo lo posible por sacarlos de allí.

La historia de los mapaches madrileños podría parecer un accidente aislado, pero es sólo la punta del iceberg de un fenómeno extendido por todo el mundo: lo que se conoce como invasiones biológicas, es decir, la introducción de especies exóticas que llegan a adaptarse a un ecosistema y convertirse en una amenaza para los hábitats autóctonos.

De hecho, la comunidad científica tiene claro que la introducción de especies es uno de los principales motivos de pérdida de biodiversidad en todo el planeta, sólo al mismo nivel de importancia que la destrucción directa de los hábitats. En los últimos años, debido a la globalización, el fenómeno ha ido en aumento.

Algunos expertos señalan que la Administración tiene mucho trabajo que hacer. Para Juan Carlos Atienza, coordinador de conservación de SEO/ BirdLife, es primordial que el Ministerio de de Medio Ambiente desarrolle el Catálogo de Especies Invasoras, que obligará a cada comunidad autónoma a tener un plan de combate contra cada especie de la lista y al Estado a crear estrategias nacionales de erradicación contra las que estén más extendidas.  Finalmente, el borrador de la lista de invasoras ya está listo en noviembre de 2010, con lo que el proceso ha dado un avance importante.

Fuente: EL MUNDO