Investigadores del Hospital Carlos III identifican las proteínas que provocan la alergia a anisakis

Las proteínas responsables de la alergia a "Anisakis simplex" se han identificado en varios estudios de investigación, según el trabajo desarrollado por el Servicio de Inmunología del Hospital Carlos III de la Comunidad de Madrid. Ello hace posible realizar una prueba que define para cada persona la sensibilización hacia este parásito.

Tras identificar estas proteínas, los investigadores las han clonado y las han producido en su laboratorio mediante ingeniería genética. Se puede exponer el suero del paciente a estas proteínas y determinar a cuáles es alérgico, lo que supone una mejora cualitativa del diagnóstico de esta alergia. El resultado es la realización de una prueba única en el mundo que define de forma personalizada la sensibilización del individuo a cada una de las proteínas de este parásito.

El "Anisakis simplex" es un parásito detectado en muchas especies de pescado y que pasa al hombre cuando se consumen crudas, marinadas o poco cocinadas, y siempre sin haberse congelado previamente. Una vez en el cuerpo humano, si el individuo está sensibilizado contra este parásito, causa una enfermedad conocida como anisakiosis. Esta patología puede provocar urticaria o problemas gástricos, e incluso, una reacción anafiláctica.

La prueba desarrollada en el laboratorio de Inmunología del Carlos III mejora la especificidad del diagnóstico y permite la eliminación de los falsos positivos derivados de los test habituales para el diagnóstico de la alergia a anisakis. Además, gracias a la especificidad de la nueva prueba, se puede describir un perfil alergénico de cada paciente, con lo que su seguimiento es más preciso, así como las recomendaciones dietéticas para evitar futuras recaídas.

Esta técnica precisa de una simple analítica de sangre del paciente sobre la que se estudia la alergia mediante la aplicación de las novedades diagnósticas desarrolladas por el hospital. El seguimiento medio de estos pacientes suele estar entre los dos y los tres años. El paciente, gracias al proceso de seguimiento realizado por los inmunólogos, puede llegar a la negativización de la enfermedad y volver a comer pescado, aunque siempre previamente congelado.

Fuente: CONSUMER