Los Agentes Forestales de Madrid incautan 420 trampas ilegales para capturar animales en 2011

La Comunidad de Madrid, a través de los Agentes Forestales, ha realizado un total de 513 controles y actuaciones dirigidas a revisar los terrenos cinegéticos existentes en la región durante todo el 2011, con el objetivo de preservar la fauna madrileña y comprobar que la actividad de caza se realiza de forma correcta en Madrid.

Con respecto al año anterior, se ha incrementado un 10 % el número de dispositivos de vigilancia y disuasorios realizados en cotos y parajes cinegéticos, lo que ha permitido incautar más de 420 trampas ilegales utilizadas para la captura de animales

En el desarrollo de dichas actuaciones, los Agentes Forestales han incautado 207 lazos, 154 cepos para pequeñas aves tipo ballesta, 16 cepos para zorros, conejos y otros pequeños mamíferos, 12 jaulas trampa para predadores, siete jaulas como reclamo para captura de fringílidos, cuatro redes para captura de pequeñas aves, 24 capillos para la caza de conejo con hurón, dos cebaderos para la caza de jabalís y diverso material para la captura de pequeñas aves con sustancias pegajosas.

Durante la presentación de dicho balance, la consejera de Presidencia y Justicia, Regina Plañiol, comprobó el funcionamiento de alguna de estas trampas y explicó que su descubrimiento ha supuesto el levantamiento de 6
actas por empleo de artes ilícitas para la caza y 14 denuncias concretas al descubrir a los autores del delito.

En cualquiera de los casos, los hechos se ponen en conocimiento de la Consejería de Medio Ambiente, que instruye el procedimiento para imponer las sanciones correspondientes o elevar los delitos a la Fiscalía de Medio Ambiente.

Por supuesto, todas las trampas se decomisan y se depositan en las oficinas comarcales de los Agentes Forestales, hasta que exista una resolución. Además, la recopilación de datos permite a este cuerpo medioambiental establecer antecedentes e incrementar los dispositivos de inspección en zonas con mayor incidencia.

Según explicó Plañiol, durante las actuaciones realizadas, se han liberado de las jaulas a dos zorros, un tejón, una garduña, dos rabilargos, una urraca, dos palomas y numerosos jilgueros, pardillos y otros pájaros de pequeño tamaño. El dato negativo ha sido la confirmación del envenenamiento de dos milanos reales y un águila real.

La utilización de cebos envenados no son de las prácticas más utilizadas, aunque si se detectaron tres casos claros, consistentes en la colocación de codornices evisceradas con veneno, trozos de pollo o incluso huevos de gallina con veneno. Sin embargo, el veneno sí se usa frecuentemente para la captura de especies piscícolas, donde los furtivos, además de emplear redes ilegales, pueden envenenar las aguas o aplicar descargas eléctricas conectando electrodos a las baterías de automóvil, lo cual, además de ser peligroso para los peces, lo es para el propio infractor.

En cuanto a las zonas de la Comunidad de Madrid con mayor incidencia en el empleo de estos métodos, estas se sitúan en el sureste y suroeste de la región. La consejera aprovechó la ocasión para pedir a cualquier ciudadano que detecte la utilización de unos de estos medios o animales que pudieran haberse visto afectado por los mismos, que lo pongan en conocimiento de manera inmediata a través del teléfono de los Agentes Forestales 900 181 628 o en el teléfono de emergencias Madrid 112, y que no toquen al animal más allá de lo meramente imprescindible.

Estos son trasladados por los Agentes Forestales al Centro de Recuperación de Animales Silvestres de la Comunidad de Madrid para su reconocimiento por los veterinarios, recuperación si procede, y su posterior puesta en libertad en el medio natural.

Al tratarse de métodos de captura no selectivos, y a pesar de que a veces van dirigidos a la captura de conejos o jabalís, las especies animales que más suelen resultar afectadas por el empleo de venenos y estas artes o métodos de caza prohibidos suelen ser los depredadores, tales como zorros, ginetas, garduñas, tejones, buitres leonados o negros, águilas imperiales o milanos reales.

“A menudo se trata de especies protegidas --aseguró la consejera--pero también pueden resultar damnificados animales domésticos, especialmente los perros de pastores o de usuarios del medio natural. En cualquier caso se ocasiona un grave daño a la biodiversidad y al equilibrio de los ecosistemas”.

El empleo de lazos, cepos y otros métodos ilícitos tiene lugar durante todo el año, pero es durante los periodos en que no se puede cazar, sobre todo a partir del  mes de febrero, cuando se produce un incremento en el empleo de los mismos con el fin de disminuir o controlar las poblaciones de los depredadores naturales de las especies cinegéticas.