La justicia condena a Contador y da la razón a los veterinarios, rechazando la teoría de la contaminación de la carne con clembuterol
Desde que comenzó el caso Contador, la actualidad informativa puso en tela de juicio la calidad de los controles e inspecciones que se realizan en nuestro país, en concreto en lo que se refiere a la carne de vacuno, algo completamente intolerable en opinión del Colegio de Veterinarios de Madrid (COVM) quien garantiza la calidad de los servicios prestados por los profesionales veterinarios.
El COVM junto con la Asociación Nacional de Veterinarios especialistas en medicina bovina (ANEMBE) enviaron a los medios una carta abierta en respuesta a una información aparecida el pasado 22 de noviembre, en la edición digital de EL PAÍS donde podía leerse el siguiente titular: “No se controla el 99 % del vacuno consumido”, en referencia a declaraciones de uno de los testigos de la defensa de Alberto Contador, la bioestadista británica Sehila Bird quien afirmaba que “sólo son sometidas a control 900 reses de cada millón sacrificado y se puede afirmar que el 99 % de la carne consumida en España no ha sido controlada”.
Esta afirmación, decía la carta, no concuerda con el hecho cierto de que en España los animales se someten a un control veterinario inicialmente en las explotaciones ganaderas donde los vacunos son identificados individualmente mediante el “Documento de Identificación Bovina” junto a la documentación sanitaria necesaria.
A su vez todas las explotaciones de ganado vacuno están registradas mediante un Libro de Registro que se encuentra en las mismas. En la explotación es obligatorio, asimismo, llevar un registro con los tratamientos veterinarios a los que se someten los animales, que debe ser supervisado por el veterinario responsable de la explotación y en el que se anotan los productos terapéuticos aplicados a cada animal y el tiempo de espera obligatorio antes de su salida a matadero.
A su vez los veterinarios oficiales realizan en los mataderos inspecciones de todos los animales antes y después del sacrificio, y además mediante métodos de muestreo y análisis acreditado, se efectúan controles para detectar la posible presencia de sustancias no autorizadas, antibióticos, zoonosis, otras enfermedades, etc. en animales vivos, piensos y alimentos.
Por otro lado, España ha sido un “exportador” hacia el Reino Unido de numerosos veterinarios para su actividad profesional en el ámbito del Control y la Seguridad Alimentaria a raíz del problema surgido por la crisis de las “vacas locas”, los cuales han sido contratados por su profesionalidad y adecuada formación para realizar este tipo de trabajo.
El objetivo de dicha carta era el de transmitir a los ciudadanos el mensaje de que pueden estar seguros de que la carne que consumen ha sido sometida a todos los controles que exige la estricta normativa comunitaria al respecto.
Ahora, el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) ha desestimado la tesis de la defensa de Contador al respecto de la contaminación alimentaria, lo que viene a apoyar la tesis mantenida por los veterinarios desde el principio en este tema.
También otros organismos como la Interprofesional de la Carne de Vacuno Autóctono de Calidad (INVAC) se han hecho eco de esta sentencia a la que consideran un respaldo a un sector y a unos sistemas de control y trazabilidad obligatorios que suponen "una verdadera herramienta de garantía para las administraciones y consumidores". Afirman además que esperan que sirva como defensa del trabajo hecho tanto por el sector vacuno como por las administraciones para garantizar a los consumidores los máximos estándares de calidad en la carne que finalmente compran los consumidores.