La Comunidad apuesta por la calidad y mejora de los productos agroalimentarios madrileños

La Comunidad de Madrid mantiene su compromiso con el sector agroalimentario madrileño, a través de la investigación y la innovación, para facilitarle herramientas de mejora de la calidad, la rentabilidad y la competitividad.

Entre las investigaciones desarrolladas para ello continúa este año el estudio sobre el melón, y va a evaluar 40 variedades diferentes para permitir que los agricultores puedan elegir entre aquellas que mejor se ajusten a sus necesidades de producción.

De esta forma, el Gobierno regional mejora la productividad y calidad gastronómica de los melones madrileños, tal y como señaló el consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Borja Sarasola, durante la presentación de estos proyectos de investigación el pasado martes.

El estudio, que se está desarrollando en la finca La Isla del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA), trata de evaluar el potencial productivo del melón. Entre otros aspectos, se analizarán los días que tarda la planta en alcanzar los diferentes estados de crecimiento y maduración.

El proyecto comprende la evaluación de 40 variedades, 26 de ellas autóctonas de la Comunidad de Madrid, procedentes de Alcalá de Henares, Chinchón, Patones, Pedrezuela, Titulcia y Villaconejos.

Sarasola destacó que “los primeros resultados de los ensayos muestran que las variedades tradicionales madrileñas presentan, en general, buenos caracteres sensoriales y nutricionales”. El consejero participó hoy en una cata comentada para ilustrar la comparativa entre 15 variedades de melón en el restaurante Iroco de la capital, a la que asistieron entre otros los conocidos chefs Carlos Núñez, Mario Sandoval y Abraham García.

Hoy en día, las antiguas variedades tradicionales de Villaconejos apenas son cultivadas, al haberse visto casi totalmente desplazadas por variedades híbridas más productivas y rentables económicamente. No obstante, gracias
al apego de los meloneros tradicionales por sus cultivares, se han podido conservar estas semillas, que han sido prospectadas por el IMIDRA con el fin de no perder tan valioso recurso fitogenético.

Los estudios contemplan además del rendimiento en campo, el análisis sensorial de las diferentes variedades y su aceptación por los restauradores. Se utiliza para ello un panel entrenado de 16 catadores, y un análisis de aceptación o preferencia por parte de consumidores, con 200 catadores voluntarios y de restaurantes, a partir de cuatro variedades tradicionales.

A través de la recuperación de las variedades autóctonas de melón se consigue incrementar la diversidad genética de las plantas cultivadas, y responder a las crecientes demandas del mercado en cuanto a calidad y niveles de seguridad alimentaria se refiere.

Estas investigaciones tienen aplicaciones muy concretas y directas para los agricultores, puesto que con los resultados obtenidos será posible generar nuevas variedades de melón con mayor interés agronómico, es decir, más resistentes a plagas o al estrés del suelo, y además adaptarse a las necesidades de los consumidores.

Nuestro país es el mayor exportador de melones del mundo: vende a otros países entre el 30 y el 45 % de lo que cultiva, y más del 95 % de esa cantidad se queda en la Unión Europea (UE), donde Alemania y Francia son sus
clientes más importantes. Sólo en 2012, a la UE llegaron 426.000 toneladas de melón español, y hasta mayo de 2013, se exportaron 60.414 toneladas, de las que el 97 % fue a parar a la UE.

En 2012, la producción de melones en la Comunidad de Madrid ascendió a 2.250 toneladas, cultivadas en 260 hectáreas, de las cuales la mayor parte eran de regadío.