La Comunidad de Madrid alcanza un 70 % de éxito en la recuperación de rapaces nocturnas

El Director General de Medio Ambiente, Ricardo Riquelme, ha visitado las instalaciones del Centro de Recuperación para Rapaces Nocturnas de Brinzal, el único centro especializado en este grupo de aves que desarrolla su labor en España.

Sólo en el año 2013 atendió en el centro que posee en la Casa de Campo un total de 1.059 ejemplares pertenecientes a 86 especies diferentes, con un porcentaje de éxito de casi el 70 % gracias a la especialización que mantienen y que permite optimizar los recursos, adaptar protocolos, instalaciones y tratamientos a la medida de este grupo tan especial de aves.

Brinzal es una asociación de defensa medioambiental sin ánimo de lucro, que colabora con la Comunidad de Madrid, y que desde la apertura de su centro en 1989 ha tratado más de 17.200 animales, la gran mayoría de ellos ejemplares de las siete especies de rapaces nocturnas que existen en la Comunidad: búho real, cárabo, lechuza común, búho chico, búho campestre, mochuelo europeo y autillo europeo, y de las dos especies de chotacabras (gris y cuellirojo).

Las aves rapaces nocturnas heridas son estabilizadas allí y reciben los primeros auxilios. En función de la especie o estado, son trasladados posteriormente al Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS) de la Comunidad de Madrid.

Esta asociación que colabora con el Gobierno regional lleva a cabo además proyectos de reintroducción de determinadas especies de interés en zonas donde han desaparecido, campañas de concienciación sobre problemas concretos, actividades de formación e investigación, censos de avifauna y labores de educación ambiental.

“El objetivo de este centro y la asociación es conseguir que la noche siga contando con los curiosos sonidos de unas aves tan atrayentes como misteriosas como son las rapaces nocturnas, y tan necesarias en el ecosistema de la región”, explicó Riquelme.

El director general de Medio Ambiente destacó el trabajo y la colaboración de este centro con la Comunidad de Madrid, fundamentalmente en la rehabilitación completa de las rapaces nocturnas, chotacabras y una parte importante de otras aves (principalmente vencejos, con ingresos masivos durante el verano). El trabajo que llevan a cabo consiste en devolver a su medio natural aquellas rapaces nocturnas que han
sufrido algún daño.

La rehabilitación incluye la recogida del animal, tratamiento veterinario, readaptación física y aptitudinal (volar, cazar…), liberación y seguimiento. Todo ello es llevado a cabo por un equipo multidisciplinar de profesionales (biólogos, veterinarios, naturalistas,…) junto a un nutrido grupo de voluntarios que prestan su apoyo de manera totalmente desinteresada.

El periodo de mayor trabajo es la época de reproducción, y aunque varía en función de regiones, en la Comunidad de Madrid se puede establecer entre abril y julio. En este centro cuentan con ejemplares irrecuperables que desarrollan el papel de "nodrizas", acogiendo a los pollos huérfanos y jóvenes de su especie. De este modo, el desarrollo de los polluelos es el más parecido al que tendrían en la naturaleza, para evitar que se acostumbren al ser humano y aumenten sus posibilidades de supervivencia en libertad.

La Comunidad de Madrid colabora en otro proyecto de conservación y estudio del autillo europeo en ambientes urbanos, ya que la mayor parte de los pollos de autillo de la ciudad de Madrid se ven afectados por una enfermedad infecciosa en la zona de la boca que les impide alimentarse normalmente.

Esta enfermedad fue detectada en 1997 y desde entonces el número de casos se ha incrementado. En 2013 se ha continuado la recogida de muestras de ejemplares enfermos con el fin de caracterizar el parásito implicado en el desarrollo de las lesiones.

Además, se desarrolla un trabajo para la cría en cautividad de la lechuza común. Cuando se estima un mínimo de 7-10 días de incubación para el último huevo puesto, se extraen los huevos para su incubación artificial. A lo largo del 2013 se monitorizó mediante cámaras la aceptación de los pollos por parte de las parejas reproductoras, tras haber sido criados a mano desde el nacimiento hasta una edad de 14 días. En el 100 % de los casos la aceptación fue total independientemente del número de pollos.