Japón inicia la caza encubierta de ballenas pese a las críticas de los ecologistas
Seis barcos japoneses partieron este miércoles del puerto de Shimonoseki, en el oeste del país, para iniciar la temporada anual de caza de ballenas en la Antártida, en medio de las críticas de las organizaciones ecologistas.
Según los cazadores, su objetivo es capturar 860 ballenas, de ellas 850 "minke" y diez rorcuales comunes, para llevar a cabo investigaciones sobre su edad, contenido de sus estómagos, productos químicos detectados en sus cuerpos y su relación con los humanos.
Sin embargo, las organizaciones ecologistas han vuelto a denunciar que su fin es meramente comercial, pues la carne de las ballenas regresará a Japón metida en cajas y será vendida como producto alimentario.
Keiko Shirokawa, portavoz de la asociación Greenpeace aseguró que este año se cazarán muchas más ballenas que en otras temporadas porque Japón ha aumentado su cuota.
Los barcos salieron de Shimonoseki para llevar a cabo sus capturas en el llamado "santuario de ballenas" de la Antártida, concretamente en la latitud 60 grados sur y longitud 145 grados oeste, y está previsto que regresen a Japón a mediados de abril.
La Comisión Ballenera Internacional, creada en 1946 para regular la caza de ballenas, aprobó en 1986 una moratoria que impide la caza de ballenas, salvo para "fines científicos".
Desde entonces, Islandia, Japón y Noruega, que se oponen a la moratoria, han cazado cetáceos amparándose en la denominada "caza científica".
Los pescadores japoneses, por su parte, argumentan que la carne de cetáceo forma parte de la dieta tradicional nipona y que la presencia excesiva de ballenas "minke" representa una amenaza ecológica porque reduce las poblaciones de los peces más pequeños que les sirven de alimento.
Greenpeace denuncia que el 70 % de los japoneses se oponen a la caza de cetáceos en el Antártico y que el 95 % apenas come ballena, de acuerdo con una reciente encuesta del Nippon Research Centre.
Por su parte, la Comisión Ballenera Internacional votó en junio pasado a favor de una declaración que apoya el regreso a la caza comercial de cetáceos. Sin embargo, países como Brasil y Nueva Zelanda cuestionaron la legalidad de la votación.
La declaración precisa del apoyo de tres cuartos de los miembros de la CBI para este eventual levantamiento de la moratoria.