El Colegio de Veterinarios de Madrid celebra el “Homenaje Profesional 2006” a los veterinarios clínicos en un emotivo y multitudinario acto

El pasado jueves 30 de noviembre, tuvo lugar en Madrid la celebración del “Homenaje Profesional 2006” mediante el cual, el Colegio de Veterinarios de Madrid otorgaba su reconocimiento a varios profesionales de la veterinaria clínica.

El acto, que contó como maestro de ceremonias con el periodista José María Alfajeme, profesional de reconocido prestigio y gran amigo de la profesión, comenzó con un discurso del Presidente del Colegio de Veterinarios de Madrid, Felipe Vilas, quien destacó la gran labor realizada por los profesionales homenajeados.

En esta primera edición de este Homenaje Profesional, se ha reconocido la labor de profesionales nacidos antes de 1933 que ejercieron su labor en tiempos en los que la veterinaria no tenía la repercusión ni los avances  que tiene ahora por lo que era más difícil ejercer una profesión que, por aquel entonces, era poco conocida. El Presidente quiso recalcar que el Colegio ha querido iniciar con este acto una serie de homenajes que en años venideros se dedicarán a otros veterinarios clínicos cuya labor se haya desarrollado a lo largo de los años en este campo.

El conductor del acto, comenzó la presentación de cada uno de los homenajeados, realizando una breve descripción del currículum vitae de cada uno de ellos, tras la cual, fueron subiendo uno a uno al escenario para recibir la placa y la insignia que les entregaban representantes del Colegio de Veterinarios de Madrid y de distintas  asociaciones profesionales.

Los primeros fueron los veterinarios que desarrollan su labor en la clínica de pequeños animales:

En primer lugar, Arturo Lopez Arruebo, al que entregó su placa José Ramón Escribano, presidente de la Asociación Madrileña de Veterinarios de Animales de Compañía (AMVAC)

Después, le tocó el turno a Eladio Casares Marcos, al que entregó su placa José Zúñiga, vocal de la Junta de Gobierno del Colegio de Veterinarios de Madrid.

Vicente Marino Iglesias, el siguiente homenajeado, se encontraba representado por su hijo Eloy que recogió la placa de su padre de manos de José Capacés, representante de AVEPA.

La única mujer homenajeada, Esperanza Hernando Alcubilla, recibió su placa de manos del Decano de Facultad de Veterinaria de Madrid, Joaquin Goyache.

Después le tocó el turno a Julio Domínguez Díez, que recibió la placa de manos de Ana Pérez Fuentes, Vicepresidenta del Colegio de Veterinarios de Madrid.

Otro de los que recibieron este homenaje fue Alfredo García Urías, que recogió la placa de manos de Benito Pérez, vocal de la Junta de Gobierno del Colegio de Veterinarios de Madrid y de AMVAC

El Presidente del Colegio de Veterinarios, Felipe Vilas, Hizo entrega de su placa a Miguel Ruiz Pérez, uno de los pocos veterinarios de esta época que se ha dedicado exclusivamente a la clínica, ya que el resto solían alternarla con una función pública.

Eduardo Bollo García, recibió la placa de manos de  José Luis Iglesias, secretario del Colegio de Veterinarios de Madrid.

El último de los representantes de la clínica veterinaria de pequeños animales en recibir el homenaje fue Arturo Pretel, que no se encontraba presente en el acto.

A continuación, José Manuel Romero, presidente de la Asociación española de Veterinarios Especialistas en Equidos (AEVEE), presentó al homenajeado en esta especialidad, Fernando Muñoz Galilea. Romero, calificó la labor de los clínicos de équidos de “compleja y sacrificada” y destacó la  gran labor de este profesional.

En el capítulo de la clínica de aves, Manuel Pizarro, en representación de la Asociación Española de Avicultura científica (AECA) presentó a los dos homenajeados haciendo un paralelismo entre ellos en lo referente a su currículo vitae y a algunos aspectos de su vida personal.
Pedro Gil, vocal de la AECA entregó su placa a Ricardo Martínez-Alesón Tamayo y, a continuación Felipe Vilas a Sixto Martín García.

Para entregar la placa a los representantes de la clínica bovina, se contó con la presencia de Alfonso Monje, en representación de la Asociación Nacional de Especialistas en Medicina Bovina de España  (ANEMBE). Monje expresó su alegría ante el hecho de que se reconozca la labor de los clínicos, muchas veces olvidada. Recordó que el Presidente del Colegio se dedicó en sus comienzos profesionales a la clínica y le agradeció su iniciativa de celebrar este homenaje. Entregó la placa a Andrés Martínez Carrillo ya que, el otro homenajeado, Antonio Molina Ochoa no se encontraba presente en la sala.

Tras la entrega de los reconocimientos, tomó la palabra Miguel Ruiz como portavoz de los homenajeados, quien agradeció en primer lugar al Colegio de Veterinarios de Madrid su iniciativa. Recordó los escasos medios técnicos con los que contaban cuando comenzaron su actividad y aún así, consiguieron que la ciencia veterinaria haya evolucionado hasta lo que es ahora con ayuda, según sus propias palabras “del trabajo en equipo, el afán de superación, la dedicación y la vocación, unido al apoyo fundamental de nuestras familias, son los ingredientes que han hecho posible el avance de nuestra profesión”.
También quiso agradecer su apoyo al resto de compañeros de profesión, algunos de los cuales ya fallecidos, hubieran deseado participar en este homenaje.

Tras su discurso, Felipe Vilas, como clausura del acto, agradeció su asistencia a los presentes y reiteró su enhorabuena a los homenajeados. Quiso también hacer partícipes a los más jóvenes de su intención de continuar en esta línea de reconocimiento a la labor clínica y trasmitirles la ilusión por avanzar y mejorar de la actual Junta de Gobierno del Colegio que tiene numerosos proyectos en marcha para los cuales necesita contar con la inestimable colaboración de todos los Colegiados, a los que animó a hacer llegar al Colegio de Veterinarios de Madrid sus inquietudes y propuestas.

Tras las palabras del presidente, se proyectó el vídeo “Ayer y hoy de la Profesión Veterinaria”, elaborado por un veterinario, en el que aparecían en algunos fragmentos, fotografías aportadas por los homenajeados.Al mismo tiempo, se sirvió un cocktail-cena

El acto resultó, en definitiva, emotivo, distendido y alegre y permitió a varias generaciones de veterinarios reunirse en un mismo sitio y poder intercambiar impresiones y pasar un rato agradable.

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