La castración (incluida la esterilización) de perros machos y hembras en el primer año después del nacimiento se ha convertido en una rutina en los Estados Unidos y en gran parte de Europa, pero una investigación reciente revela que para algunas razas de perros, la castración puede estar asociada con un mayor riesgo de trastornos articulares debilitantes y algunos cánceres, lo que complica las decisiones sobre si llevar a cabo este procedimiento