Los seres humanos pueden infectarse por la ingestión de quistes de T. gondii presentes en la carne cruda o poco cocinada y por la ingestión de ooquistes excretados en las heces de gato que hayan contaminado alimentos como frutas, verduras y agua, y menos frecuentemente por infección congénita, inhalación de ooquistes, consumo de leche cruda, transfusiones o incluso trasplantes de órganos