El convenio, que se firmó por primera vez en 2014, permite que los numerosos veterinarios colegiados que acogen alumnos para la realización de prácticas en las clínicas de pequeños animales, mataderos, industrias alimentarias etc, realicen una labor de tutoría dentro de un marco regulado y con todas las garantías legales, al mismo tiempo que los estudiantes toman contacto con la realidad profesional más allá de la formación académica