Se ha demostrado que la convivencia de los pacientes con enfermedad mental con los animales (como es el caso del perro "Tango", premiado por el COVM como "Mascota más comprometida con la sociedad") se ha traducido en una reducción de las dosis de algunas medicaciones, mayor adherencia de los pacientes con esquizofrenia y otros beneficios más intangibles que se han reflejado en el bienestar de los pacientes