Los regímenes pastoriles contribuyen al bienestar de los animales y a la obtención de alimentos con características únicas, muy apreciadas por los consumidores. Sin embargo, estos cambios no han ido acompañados de soluciones sostenibles que mitiguen o reduzcan los problemas y pérdidas asociadas a las infecciones parasitarias, permitiendo prevenirlas sin recurrir a tratamientos químicos.